
Uno de esos días
Mayo 04, 2021 / Fuera de las instalaciones de SEMEFOClaudia Patricia Guevara Escobedo
Busca a su hija Valeria Sarahy Guevara Escobedo, desapareció el miércoles 30 de septiembre de 2020. Tenía 19 años.
Texto y retrato: Miriam Rodríguez
Claudia tenía prisa al contarme lo que había sucedido con Valeria porque era uno de esos días en que debía de ir a buscar a su hija entre fotos de cadáveres. Estábamos sentadas bajo un árbol afuera del SEMEFO, cuando me contó uno de los miedos más grandes de una mujer: salir por la noche, querer regresar a casa, hacer todo lo correcto, todo para que esto suceda y simplemente desaparecer sin dejar rastro, justo en el camino hacia su destino.
Intentó decirme con detalle lo poco que llegó a saber de lo sucedido. Su hija Valeria, aquella noche, trató por segunda vez de encontrar un conductor, porque el primero había cancelado. Irían a casa de su amiga primero y después la llevarían a ella. A las 21:00 horas habló con su mamá diciéndole que ya iba de regreso a casa. Pasó una hora y no llegaba. Claudia marcó a su celular, pero Valeria no contestó. Media hora más tarde ya no pudo entrar la llamada. Claudia estaba molesta por las mentiras que, pensó, su hija le había dicho y fue a dormirse con su nieto de dos años, hijo de Valeria, quien además, en ese momento, tenía dos meses de embarazo.
Eso fue lo único que pudo contarme de esa noche, además de que el amigo que las acompañó al auto no anotó las placas pues no se imaginaba lo que iba a suceder, solo recuerda el modelo y el color: Sentra tinto. Es la única información que tiene disponible para recrear aquel momento.
Cuando Claudia se dio cuenta de que su hija había desaparecido comenzó a buscarla. Pidió ayuda y preguntó por ella en todas partes, pero no se hizo esperar la respuesta más dolorosamente rutinaria e inútil de todas: “de seguro se fue con el novio”. Para ella era de esperarse escuchar eso que en todos lados se dice, aunque nunca pensó que sus familiares fueran quienes le dieran la peor imagen de Valeria, insinuando que se había convertido en un objeto para el placer de otros. Le mencionaban el asco que eso les causaba y preguntaban incisivamente si había noticias al respecto, sin un interés genuino en la tragedia que esto implicaba. Para ellos, lo que importaba era la anécdota alrededor de la desaparición de Valeria: “era una prostituta”. Así, con esas palabras se lo dijeron a Claudia, quien ahora me las repite con repudio. No tardó en mandarlos a callar y cerrarles las puertas, al darse cuenta de que solo ella podría buscar a su hija.
Se detuvo en su historia para recordarme que de un momento a otro tendría que entrar a mirar las fotos y fue entonces cuando habló de la primera vez que entró al SEMEFO. Recuerda ver fotos de cuerpos de mujeres, desmembrados, registrados en el mes de septiembre del 2020, mes en el que desapareció su hija.
También me confiesa, que el día anterior a este fue uno de esos en que lloró desde que despertó hasta el momento de irse a dormir, porque sabía que hoy tenía que buscarla allá adentro, con la esperanza de encontrarla completa pero con la posibilidad de sólo encontrar su cabeza. Y sabe bien que, aunque no haya visto a su hija entre esos cuerpos, este será uno de esos días en los que no podrá dormir recordando las imágenes de otras mujeres. Así que sólo le queda pedir silencio y respeto por Valeria, ya que existe la posibilidad de encontrarla en ese lugar.